Distancia,

La distancia es una mierda, sobretodo en la adolescencia..

sábado, 29 de octubre de 2011

El amor puede al orgullo.


Ya era la quinta vez. La quinta violación en dos semanas. Anastasia esperaba cada noche su tortura. A veces llegaba, a veces no. Puede que uno solo, o varios a la vez. Su virginidad quedaba muy lejana, y la tristeza que la inundaba se reflejaba en su mirada cansada y perdida. Las heridas seguían doliendo, pero eran más profundas las llagas abiertas en su interior, que sangraban día y noche. Su agresor le había prohibido ir en ropa interior, así que mostraba su cuerpo desnudo ante cualquiera que entrara en la habitación.

Un ruido. Anastasia no se asusta, pero se encoge. Llora un poco. Sabe lo que significa. Se incorpora. Espera tranquila. Una figura aparece por la puerta. No es él, pero no sabe reconocerlo. Lleva puesta una capucha, y en la noche no puede ver su rostro. El personaje se lleva el dedo índice a la boca, haciéndole entender que no debe hacer ruido. Se acerca a ella. Sigue siendo hermosa, a pesar de todo. La coge en brazos. Ella se estremece. Ha adelgazado, y a él no le supone un gran esfuerzo levantarla. De repente, los ojos verdes de Ania se abren. Reconoce ese olor. Se agarra a su cuello. Intenta escrutar su rostro, pero está bien escondido. Se van en silencio. Salen a la calle. Por fin, él le deja su sudadera. Ella se la pone, muerta de frío. Y a la luz de la luna, lo reconoce. La muchacha ahoga un grito de sorpresa.

No se lo puede creer. Ha venido a buscarla. Él. No sabe qué hacer. Quiere abrazarlo, besarlo, pero el orgullo es mayor. Simplemente pregunta:
- ¿Por qué?
- Nunca he podido olvidarte. Te mentí. Jamás hubo otra. Tenía miedo, nada más. Lo siento.
Y la besa. Despacio. No la toca. Le merece un respeto. Ella le corresponde. Tiembla. Llora. Se emociona por primera vez. Se separan. Se van cogidos de la mano. Van a la casa de ella. Se ducha. Se viste. Se prepara para ir a ver a Aetiss y a Pere.
Aetiss vive sin ilusión. Llevan mucho tiempo buscando a su amiga, y ésta no aparece. Está tumbada en la cama. De repente, Pere irrumpe en la sala, jadeando.
- Amor, ¿qué pasa?- pregunta poniéndose en pie.
- Vamos a mi casa, tengo una sorpresa- responde el muchacho con una sonrisa.
Corren y corren hasta llegar a casa de Pere. Aetiss entra en el salón con los ojos tapados por su novio.
- ¡Déjame ver!
Pere la obedece. Cuando la chica abre los ojos, grita.
- ¡Aniaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Y se abrazan.

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