Aetiss está feliz. Quizás más que nunca. Llega a plantearse la absoluta felicidad. Incluso más que cuando fue a Mallorca. Pero ya no duele. Ya no importa. El pasado está atrás. Ella está hacia delante, con una persona maravillosa a su lado. Aunque aun no estén saliendo, como si lo hicieran. Samu y Aetiss. Aetiss y Samu. Está muy ilusionada, tal vez demasiado. Mira a Samu, y sonríe. Este lo hace a su vez. Están abrazados. Son las nueve y media de la noche.Se separan y Aetiss envía un sms a Anastasia. " Pequeña, no me quedaré a dormir en casa. Mañana te cuento. Te quiero." Se vuelven a abrazar. Samu la mira. Siente que está abrazado a la chica perfecta. Le quiere tanto. Y intenta demostrárselo como sea.
-Pequeña, ¿vamos a mi casa?
-Perfecto, pero no tengo pijama.
-Yo te dejo una camiseta mía.
-Gracias amor.
Los dos van a casa de Samu. Está a 10 minutos de ese parque. Viven cerca y les encanta. Se acercan a su portal y tocan al timbre. Les abre una mujer. La madre de Samu. Es una mujer encantadora.
-Hola pareja.
-Hola mamá.
-Hola guapa.
-¿Como estáis?
-Muy bien- contestaron los dos a la vez.
-Venga va, cambiaros y os hago la cena, que me voy.
-¿A donde vas mama?
-Voy a cenar a casa de unos amigos con tu hermano y con tu padre.
-A guay.
-Si- dijo después de una dulce risa.
Aetiss y Samu van a su habitación. Es lo suficiente grande para los dos, aunque con una cama. Y con eso basta. Les sirve. Tienen algo prometido. Se regalarán la juventud.
-Amor, toma.
-Ah, gracias. - dije cogiendo una camiseta suya.
-¿Estás feliz?
-Muchísimo. ¿Y tu?
-Más que eso. Te tengo para mi. Toda una noche. Sin nadie en casa. Será mágico.
-No lo dudo amor.
De repente Samu se levanta de la cama y va a la nevera. Su madre se acaba de ir dejando una pizza en el microondas. Coge la nata. Y la pone en el ombligo de Aetiss. Esta le mira mientras va acercando la boca a su ombligo. Aetiss esta locamente enamorada del dulce español que conquistó su vida sin permiso, pero ahora es ella la que no quiere que se vaya de la misma. Esta gime al notar sus labios tocando su cintura. Va subiendo hasta llegar a la boca. Dulce introducción al descontrol.
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