-¡Suéltala, cabrón!- grita Aetiss.
Se acerca al agresor de su amiga y trata de que la suelte. Le propina patadas y puñetazos. Salta sobre su espalda y le muerde una oreja. Él grita, suelta a Erika, agarra a Aetiss y la tira al suelo. La chica da con sus huesos en el suelo mientras su amiga abre la boca para inspirar la mayor cantidad de aire posible. Antes de que el joven pueda volver a atacar a las chicas, un puñetazo salido de la oscuridad le tuerce la nariz. Se gira con rapidez, aún aturdido por el golpe. Otro puñetazo impacta contra su mandíbula. Samu encadena una serie de movimientos, alternando patadas y rodillazos. Llega Miguel y se lanza sobre el compañero del intruso. Ambos ruedan por el suelo en una confusión de piernas, brazos y arena. Miguel consigue ponerse encima de su contrincante y le propina un cabezazo que abre una brecha en ambas frentes. Sin embargo, el que está tumbado es rápido y considerablemente más corpulento que Miguel, y consigue agarrarlo por la garganta. El agredido manotea inútilmente tratando de alcanzar algún punto del otro que esté al descubierto. Poco a poco, deja de moverse, hasta quedar tendido en el suelo prácticamente asfixiado. Pero, ante la sorpresa del matón, sonríe; apenas se gira este, y un golpe sordo hace que pierda la conciencia. Antes de caer redondo al suelo vislumbra una figura femenina, con cara de pocos amigos y con un tronco de tamaño considerable entre las manos. Es Erika.
- A mi chico no lo toca ni Dios.
Samu corre hacia Aetiss cuando acaba con su víctima. Se agacha a su lado y escruta su rostro con atención, buscando indicios de violencia explícita en él. Sin embargo, Aetiss está perfectamente, a excepción de un corte en el labio. Ella le sonríe y le abraza. Él la ayuda a levantarse. Los cuatro se miran y observan los cuerpos que yacen el suelo.
- Menudos hijos de puta- masculla Samu.
Miguel se limita a mirarlos mal, y Erika escupe sobre el que casi mata a Miguel.
No todas las adolescentes, tienen vidas normales...
Distancia,
La distancia es una mierda, sobretodo en la adolescencia..
jueves, 31 de mayo de 2012
No sabes lo que siento cuando te hago sonreír.
Aetiss sonrío sin más. A cada beso se ponía más y más roja. Perdía el control sobre su cuerpo cada vez más rápido. Aetiss desliza su mano hasta el trasero del moreno y este abre los ojos, la mira y le da la vuelta. Están solos en su casa. Con poca ropa. Y cada vez iba desapareciendo más rápido. Aetiss lo tiene decidido, esta vez sí, y con el chico perfecto. El chico empieza a jugar con el elástico del culote de Aetiss. Esta abre los ojos cuando nota sus manos llegar y los cierra cuando han llegado. Están llenos de pasión. Aetiss le quita el pantalón a su chico y el amor fluye. La primera vez, juntos, dos adolescentes en un juego de adultos. A Aetiss le duele.
-¡Para!
-¿Paro?
Aetiss no contesta. Le coge de la mano y aprieta fuerte. Chilla. El chico la mira, ella lo hace a su vez y sonríen.
-¿Te he hecho daño amor?
-Es normal.
-¿Estás bien?
-Mejor que nunca. ¿Y tu?
-Muchísimo más.
-Mentira.
-Sabes que digo la verdad...
-No, mientes.
Se vuelven a besar y sonríen. Sonríen y se besan. Y lo cierto es que no paran de hacerlo. Están muy felices y no saben como demostrarlo.
-¿Que hora es princesa?
-Son las 2:45 de la madrugada...
-¿Quieres ir a la playa?
-¿Ahora?
-Si, ¿porque no?
-¿Estas loco?
-Loco por ti.
-Vamos, va.
-Ponte la camiseta.
-¿Y el bañador?
-En bragas y sujetador, amor, es lo mismo.
Los dos se "visten" y salen de casa. Cogen la moto de Samu y van a la playa. Allí casualmente había una fiesta donde estaban bastantes amigos de Samu.
-¡Hey!
-Hola tíos, ¿como va la fiesta?
-¡Bien! ¡Faltabais vosotros, toma una cerveza!
-¡Gracias! ¿Aetiss quieres?
-No, gracias amor. Voy a ver a Erika.
-Vale mi vida, ten cuidado.
-Eso digo yo...
-Tranquila, te quiero.
Y tras un largo beso Aetiss va hasta la orilla donde estaba la mejor amiga de Samu, mientras él se bebía una cerveza, solo una. Pero sus amigos se emborracharon en nada.
-Hola pequeña.
-Hola, ¿como estás?
-Bien, ¿vienes al agua?
-Claro, hace calor.
-Si, y quiero alejarme un poco para contarte algo.
Se van alejando y jugando con el agua, a 10 metros de la orilla. Mojadas y sin calor por fin.
-Claro peque, dime.
-Estoy saliendo con...
-Con...
-Con Miguel.
-Con el mejor amigo de Samu, ¿verdad?
-Sí.
-Que bonito mi niña...
De repente alguien se acerca por detrás de Erika y le tapa la boca, Aetiss empieza a chillar, Samu se da cuenta y avisa a su mejor amigo Miguel.
-¡Para!
-¿Paro?
Aetiss no contesta. Le coge de la mano y aprieta fuerte. Chilla. El chico la mira, ella lo hace a su vez y sonríen.
-¿Te he hecho daño amor?
-Es normal.
-¿Estás bien?
-Mejor que nunca. ¿Y tu?
-Muchísimo más.
-Mentira.
-Sabes que digo la verdad...
-No, mientes.
Se vuelven a besar y sonríen. Sonríen y se besan. Y lo cierto es que no paran de hacerlo. Están muy felices y no saben como demostrarlo.
-¿Que hora es princesa?
-Son las 2:45 de la madrugada...
-¿Quieres ir a la playa?
-¿Ahora?
-Si, ¿porque no?
-¿Estas loco?
-Loco por ti.
-Vamos, va.
-Ponte la camiseta.
-¿Y el bañador?
-En bragas y sujetador, amor, es lo mismo.
Los dos se "visten" y salen de casa. Cogen la moto de Samu y van a la playa. Allí casualmente había una fiesta donde estaban bastantes amigos de Samu.
-¡Hey!
-Hola tíos, ¿como va la fiesta?
-¡Bien! ¡Faltabais vosotros, toma una cerveza!
-¡Gracias! ¿Aetiss quieres?
-No, gracias amor. Voy a ver a Erika.
-Vale mi vida, ten cuidado.
-Eso digo yo...
-Tranquila, te quiero.
Y tras un largo beso Aetiss va hasta la orilla donde estaba la mejor amiga de Samu, mientras él se bebía una cerveza, solo una. Pero sus amigos se emborracharon en nada.
-Hola pequeña.
-Hola, ¿como estás?
-Bien, ¿vienes al agua?
-Claro, hace calor.
-Si, y quiero alejarme un poco para contarte algo.
Se van alejando y jugando con el agua, a 10 metros de la orilla. Mojadas y sin calor por fin.
-Claro peque, dime.
-Estoy saliendo con...
-Con...
-Con Miguel.
-Con el mejor amigo de Samu, ¿verdad?
-Sí.
-Que bonito mi niña...
De repente alguien se acerca por detrás de Erika y le tapa la boca, Aetiss empieza a chillar, Samu se da cuenta y avisa a su mejor amigo Miguel.
lunes, 28 de mayo de 2012
Dulce nata.
Aetiss está feliz. Quizás más que nunca. Llega a plantearse la absoluta felicidad. Incluso más que cuando fue a Mallorca. Pero ya no duele. Ya no importa. El pasado está atrás. Ella está hacia delante, con una persona maravillosa a su lado. Aunque aun no estén saliendo, como si lo hicieran. Samu y Aetiss. Aetiss y Samu. Está muy ilusionada, tal vez demasiado. Mira a Samu, y sonríe. Este lo hace a su vez. Están abrazados. Son las nueve y media de la noche.Se separan y Aetiss envía un sms a Anastasia. " Pequeña, no me quedaré a dormir en casa. Mañana te cuento. Te quiero." Se vuelven a abrazar. Samu la mira. Siente que está abrazado a la chica perfecta. Le quiere tanto. Y intenta demostrárselo como sea.
-Pequeña, ¿vamos a mi casa?
-Perfecto, pero no tengo pijama.
-Yo te dejo una camiseta mía.
-Gracias amor.
Los dos van a casa de Samu. Está a 10 minutos de ese parque. Viven cerca y les encanta. Se acercan a su portal y tocan al timbre. Les abre una mujer. La madre de Samu. Es una mujer encantadora.
-Hola pareja.
-Hola mamá.
-Hola guapa.
-¿Como estáis?
-Muy bien- contestaron los dos a la vez.
-Venga va, cambiaros y os hago la cena, que me voy.
-¿A donde vas mama?
-Voy a cenar a casa de unos amigos con tu hermano y con tu padre.
-A guay.
-Si- dijo después de una dulce risa.
Aetiss y Samu van a su habitación. Es lo suficiente grande para los dos, aunque con una cama. Y con eso basta. Les sirve. Tienen algo prometido. Se regalarán la juventud.
-Amor, toma.
-Ah, gracias. - dije cogiendo una camiseta suya.
-¿Estás feliz?
-Muchísimo. ¿Y tu?
-Más que eso. Te tengo para mi. Toda una noche. Sin nadie en casa. Será mágico.
-No lo dudo amor.
De repente Samu se levanta de la cama y va a la nevera. Su madre se acaba de ir dejando una pizza en el microondas. Coge la nata. Y la pone en el ombligo de Aetiss. Esta le mira mientras va acercando la boca a su ombligo. Aetiss esta locamente enamorada del dulce español que conquistó su vida sin permiso, pero ahora es ella la que no quiere que se vaya de la misma. Esta gime al notar sus labios tocando su cintura. Va subiendo hasta llegar a la boca. Dulce introducción al descontrol.
-Pequeña, ¿vamos a mi casa?
-Perfecto, pero no tengo pijama.
-Yo te dejo una camiseta mía.
-Gracias amor.
Los dos van a casa de Samu. Está a 10 minutos de ese parque. Viven cerca y les encanta. Se acercan a su portal y tocan al timbre. Les abre una mujer. La madre de Samu. Es una mujer encantadora.
-Hola pareja.
-Hola mamá.
-Hola guapa.
-¿Como estáis?
-Muy bien- contestaron los dos a la vez.
-Venga va, cambiaros y os hago la cena, que me voy.
-¿A donde vas mama?
-Voy a cenar a casa de unos amigos con tu hermano y con tu padre.
-A guay.
-Si- dijo después de una dulce risa.
Aetiss y Samu van a su habitación. Es lo suficiente grande para los dos, aunque con una cama. Y con eso basta. Les sirve. Tienen algo prometido. Se regalarán la juventud.
-Amor, toma.
-Ah, gracias. - dije cogiendo una camiseta suya.
-¿Estás feliz?
-Muchísimo. ¿Y tu?
-Más que eso. Te tengo para mi. Toda una noche. Sin nadie en casa. Será mágico.
-No lo dudo amor.
De repente Samu se levanta de la cama y va a la nevera. Su madre se acaba de ir dejando una pizza en el microondas. Coge la nata. Y la pone en el ombligo de Aetiss. Esta le mira mientras va acercando la boca a su ombligo. Aetiss esta locamente enamorada del dulce español que conquistó su vida sin permiso, pero ahora es ella la que no quiere que se vaya de la misma. Esta gime al notar sus labios tocando su cintura. Va subiendo hasta llegar a la boca. Dulce introducción al descontrol.
Tarde mágica.
Aetiss ve que Ania está mejor. La sienta en el sofá y se va. Coge las llaves y baja corriendo las escaleras del tercero sin ascensor en el centro de Barcelona.
-¿Si?
-Hola princesa. ¿Donde estás?
-En la puerta de mi casa, ¿vienes?
-Claro, en dos minutos estoy ahí.
-Vale cielo, te quiero.
-Y yo a ti pequeña.
Era Samuel, Samu. Un chico de pelo negro, corto y ojos marrón verdosos. Alto y moreno. Deportista y listo. Cariñoso, dulce, celoso. Tal y como le gustan a Aetiss. Le quiere, muchísimo. Llevan varias semanas tonteando, y hace dos semanas se vieron, y se ven cada día.. Quedaron en que, al día siguiente quedarían. Ahí está. Tan guapo como siempre.
-¿A donde quieres ir?
-Contigo soy capaz de ir hasta el final del mundo.-dijo ella.
-Pues cojámonos de la mano y escapemos juntos a un mundo donde solo tu y yo podamos existir y ser felices tal y como queremos y desamos con todas nuestras fuerzas.
-No puedo estar mas de acuerdo,contigo para sobrevivir,me basta,me alimentare de tus labios y viviré a base de tus besos...
Al oír eso, Samu cogió de la mano a Aetiss, que esta cada segundo que pasaba se ponía más colorada. Se alejan del portal de Aetiss caminando sin rumbo. Se aproximan a un parque que hay a 20 minutos del portal. Aetiss se sienta en el regazo de Samu. Que este se sienta en un banco al lado de una fuente.
-Amor, prométeme una cosa.
-Vale.
-Bueno mejor dos.
-Vale, dime.
-Pf, creo que tres.
-Venga, va amor, dime.
-La primera es que siempre me vas a querer. La segunda es que nunca me dejarás solo.
-¿Y la tercera?
-La tercera ya se ha cumplido.
-¿Cual era?
-Que no te separarías de mi cuando estuviéramos juntos.
-Te amo tanto.
-Y yo a ti, princesa.
-¿Sabes que?
-¿Que?
-Cuando te miro, siento que te conozco desde siempre, y eso nunca cambiará.
-Haces que me sienta en una nube, pequeña.
-Me gusta que me llames pequeña.
-A mi me gustas tú.
Un largo beso hace que finalice la frase de golpe. Sus labios se rozan mientras una chispa de fuego se enciende en los dos corazones, que ellos mismos están haciendo que se unan y formen solo uno. Se van separando poco a poco, pero aceleran cuando el móvil de Samu suena.
-Hola, mamá.
-Hola cariño, ¿como estás?
-Bien, aquí con Aetiss.
-¿Queréis que se venga a dormir hoy?
-Por mi si.
Samu se gira y observa a Aetiss. Le pregunta y ella afirma contenta. De repente, Aetiss mira el brazo de Samu. Tiene la pulsera que ella le envió, con el nombre de ella.
-¿Si?
-Hola princesa. ¿Donde estás?
-En la puerta de mi casa, ¿vienes?
-Claro, en dos minutos estoy ahí.
-Vale cielo, te quiero.
-Y yo a ti pequeña.
Era Samuel, Samu. Un chico de pelo negro, corto y ojos marrón verdosos. Alto y moreno. Deportista y listo. Cariñoso, dulce, celoso. Tal y como le gustan a Aetiss. Le quiere, muchísimo. Llevan varias semanas tonteando, y hace dos semanas se vieron, y se ven cada día.. Quedaron en que, al día siguiente quedarían. Ahí está. Tan guapo como siempre.
-¿A donde quieres ir?
-Contigo soy capaz de ir hasta el final del mundo.-dijo ella.
-Pues cojámonos de la mano y escapemos juntos a un mundo donde solo tu y yo podamos existir y ser felices tal y como queremos y desamos con todas nuestras fuerzas.
-No puedo estar mas de acuerdo,contigo para sobrevivir,me basta,me alimentare de tus labios y viviré a base de tus besos...
Al oír eso, Samu cogió de la mano a Aetiss, que esta cada segundo que pasaba se ponía más colorada. Se alejan del portal de Aetiss caminando sin rumbo. Se aproximan a un parque que hay a 20 minutos del portal. Aetiss se sienta en el regazo de Samu. Que este se sienta en un banco al lado de una fuente.
-Amor, prométeme una cosa.
-Vale.
-Bueno mejor dos.
-Vale, dime.
-Pf, creo que tres.
-Venga, va amor, dime.
-La primera es que siempre me vas a querer. La segunda es que nunca me dejarás solo.
-¿Y la tercera?
-La tercera ya se ha cumplido.
-¿Cual era?
-Que no te separarías de mi cuando estuviéramos juntos.
-Te amo tanto.
-Y yo a ti, princesa.
-¿Sabes que?
-¿Que?
-Cuando te miro, siento que te conozco desde siempre, y eso nunca cambiará.
-Haces que me sienta en una nube, pequeña.
-Me gusta que me llames pequeña.
-A mi me gustas tú.
Un largo beso hace que finalice la frase de golpe. Sus labios se rozan mientras una chispa de fuego se enciende en los dos corazones, que ellos mismos están haciendo que se unan y formen solo uno. Se van separando poco a poco, pero aceleran cuando el móvil de Samu suena.
-Hola, mamá.
-Hola cariño, ¿como estás?
-Bien, aquí con Aetiss.
-¿Queréis que se venga a dormir hoy?
-Por mi si.
Samu se gira y observa a Aetiss. Le pregunta y ella afirma contenta. De repente, Aetiss mira el brazo de Samu. Tiene la pulsera que ella le envió, con el nombre de ella.
domingo, 27 de mayo de 2012
Indicios.
Apenas
un par de semanas más y el curso empezará para Ania. Aetiss y Anastasia llevan tres
semanas en Barcelona, y como había prometido la madre de la pelirroja, las dos
amigas viven en un piso, solas. La vivienda está situada cerca de la casa de
Samu, un chico al que Aetiss tiene mucho cariño, quizá demasiado.
Los
últimos días de la estación del sol avanzan perezosos, sin novedad, acorde al
estado de ánimo de las chicas. Aetiss ya ha empezado primero de Bachillerato,
por lo que Ania hace los recados por la mañana y pasa el resto de la tarde con
su compañera, y, en ocasiones, también con Samu. Pero a medida que los días se
suceden, Anastasia se siente más cansada; le duelen las piernas sin haber hecho
apenas ejercicio, y ha perdido el apetito. Sin embargo, es la mayor de las dos,
y se esfuerza por que Aetiss no note su debilidad. Acaba de llegar de clase, risueña y radiante como los rayos de sol que iluminan la cocina, en la que se encuentra Anastasia. Esta se gira, la mira y le sonríe. Está muy guapa hoy; lleva una blusa amarilla de tirantes y unos pantalones cortos. Ania apaga la vitrocerámica y sirve la comida. Aetiss no para de hablar y de contarle sus planes para esta tarde.
- Yo no te puedo acompañar.
Anastasia mira su plato con un brillo extraño en la mirada, y Aetiss la observa, muda. Hace días que nota que Ania no está como siempre, no sonríe, no habla. Intenta preguntarle algo, pero la expresión de la chica se quiebra con dolor, y se levanta con las manos en la tripa. Se apoya en la taza del váter y vomita lo poco que ha comido. Aetiss corre en pos de la enferma y la mira preocupada desde la puerta del baño. Se acerca a ella y la abraza. Anastasia gime y tiembla levemente, pero se recompone rápidamente.
- Estoy bien. Ha sido un mareo.
Se lava la cara y la boca y se tumba en la cama, boca arriba. Cierra los ojos para que no se le humedezcan otra vez y respira en la penumbra de la habitación. Las esperanzas la abandonaban con cada mareo, con cada sofoco.
viernes, 25 de mayo de 2012
Se que nomes tu ets la meva rao de ser
Dos semanas después.
Es de día. Y Aetiss está dispuesta a hacer su maleta. De repente, llama alguien.
-¿Quien es?
-Soy yo, Ania!
-Buenos días herm.
-¿Como estás?
-Bien, haciendo la maleta. ¿Y tu?
-Lo mismo.
-¿A si? ¿Donde vas?
-¡Contigo!
-¿Y eso?
-¡Me han dado la beca para la universidad en Barcelona!
-¿Cuando has recibido la nota final?
-Ayer por la noche, pero como nos fuimos de fiesta no quería estropear la noche con esta noticia.
-¿Y que estudiarás?
-Medicina, lo tengo claro. He sacado un 9,7 de nota en el examen de selectividad, tengo que aprovecharlo. Solo dan beca de 9,5 para arriba...
-Me alegro muchísimo hermana- dijo Aetiss llorando al saber que su hermana irá con ella a Barcelona.
-Bueno pequeña, voy a acabar la maleta. ¿Me podría quedar en tu casa?
-¿Lo dudas? ¡Eres mi hermana! Venga va, te quiero herm.
-Te quiero tat.
Aetiss acaba de hacer la maleta y se conecta en el ordenador. Pone su contraseña, que sigue siendo la misma. PereAetiss. Tiene que cambiarla. Pero antes, abre su Facebook, y mira si el chico que le gusta está conectado. Introduce la letra "S". Seguidamente la "A". Más tarde la "M". Y finalmente la "U". Efectivamente, está conectado. Antes de que le diera tiempo a decirle nada, él, ya le había hablado.
-Buenos días, princesa.
-Buenos días, cosita guapa.
-¿Como estás? Tengo ganas de verte.
-Bien, he acabado ahora de hacer la maleta. Yo también tengo muchas ganas de verte.
-Te estaré esperando en el aeropuerto. Lo sabes, ¿no?
-Claro que sí. Quiero estar contigo ya.
-Lo estarás, créeme. Tengo algo que pedirte.
-¿A si? ¿Que cosa?
-Ah, ya la sabrás cuando te vea. Escucha esta canción: http://www.youtube.com/watch?v=P4RUElQLCW0
-¡Ahora voy!
Aetiss coge sus auriculares rosa. Los enchufa. Le da encima del link, y escucha esa preciosa canción.
-Es preciosa amor.
-Como tú.
-No, como tú. "Tu tens la virtut de fer-me oblidar la por de la foscor i em dones claredat. Se que només tu em pots entendre bé, se que només tu ets la meva raó de ser"
-Ets preciosa princessa.
-Nos parecemos.
-No, tu eres mejor.
-Oye mi amor, tengo que ir a acabar de preparar las cosas y despedirme de la gente. Nos vemos luego,¿no?
-No lo dudes gordita.
Aetiss cierra la ventana de la conversación. Más tarde cierra sesión. Y apaga la pantalla del ordenador.
Libertad.
<<Ya no le quiero>>
Su mente la martillea con esa frase. Y ella simplemente busca en el
fondo de los ojos azules de Raúl una excusa para no creerse que aquel sentimiento
había dejado de morar en su interior. Se deja acariciar, y lo hace ella a su
vez. Cierra los ojos y amaina su respiración, hasta hacerla prácticamente
imperceptible. Se esfuerza por disfrutar con el tacto de la piel del muchacho
que dibuja en su espalda con los dedos. Huele su perfume, tratando de que ese
sea el único aire que pueda respirar. Hace de la suavidad del cuerpo de su
compañero el único estímulo para sus sentidos.
Pero nada funciona. Ni un escalofrío. Ni una sonrisa. No hay indicios
de que el amor que un día había dominado por completo sus movimientos, sus
ilusiones, sus sueños y sus emociones corriera por las fibras de su ser. Se había
ido. Tiempo atrás. Y ella lo sabía, pero había rehuido y desechado la idea por
miedo a que fuera verdad. Sin embargo, sabe lo que la mentira duele, y no está
dispuesta a experimentarla de nuevo. No si la mentirosa es ella. No si se
miente a sí misma. Se separa de Raúl. Lo mira larga e intensamente, haciendo notar la ausencia del fuego que ya no arde en su interior. El chico la mira sin acabar de entender.
- No lo lamento.
Sus labios vocalizan bien cada sílaba, que, para su sorpresa, no duelen. Se levanta, dejando al muchacho sentado en la cama en la que aún se respira falso amor, se ata la camisa, y se va. Se aleja de aquel lugar en el que tantos secretos, tantas esperanzas, tantas ganas de vivir habían tomado forma y color, y que ahora, simplemente, no existían. Anastasia sentía vacía una parte de su mente, pero no de su corazón. Sin embargo, sí, ahí estaba. La cicatriz de una traición que ya no la molestaba, pero que no había olvidado. No había rencor ni sed de venganza en su mirada. Sus palabras no rezumaban odio, su mente no estaba nublada. Estaba tranquila. Había aprendido a perdonar, pero no porque el traidor lo mereciera, sino porque no sería justo para ella vivir resentida por algo que no había sido culpa suya.
La noche es suave. No hace frío. Una ligera brisa juega con las flores de los árboles primaverales. Lleva consigo el leve aroma de las primeras flores del verano. Ania dirige su mirada primero hacia el mar, en el que las olas ronronean mansas, y después hacia el cielo, salpicado por estrellas que sonríen a la chica. Sonríe ella también. Se descalza. Sus pies entran en contacto con la arena fresca, y su cuerpo se estremece de placer. Los hunde y juega con los granos de piedra sedimentaria entre sus dedos. Se acerca a la orilla y baña sus piernas en la espuma. Toda su esencia respira, por fin, libre. No le pesa. No existe culpa, no existe daño. Y sobre todo, no hay soledad.
miércoles, 23 de mayo de 2012
O te callas, o me voy.
Tímidamente Pere comenzó a deslizar su mano por el pecho de Aetiss. Ella al notarlo, no hizo nada. Siguen besándose, cuando de repente...
-No puedo Aetiss, no puedo.
-¿Que pasa amor?
-Te he sido infiel.
La chica se separa de él. No puede mirarle a los ojos. Le mira a la boca, la boca llena de mentiras. Los ojos de Aetiss empezaron a nublarse sin freno. La primera lagrima, la segunda. La tercera la limpió. Miró a sus ojos por un instante.
-No me lo puedo creer.
-Tengo una explicación...
-¿Sí? Explícamelo, a ver.
-Pues... hace unos 3 meses conocí a una chica que tenía cáncer, y le empecé a gustar. La cosa es que después de una semana, ella me pidió salir, ya que a ella le quedaban pocos días de vida, y no podía decirle que no a una chica que se moriría después de dos semanas, o incluso menos.
-La conclusión es que, ¿ me has puesto los cuernos con una chica que ahora está muerta?
-No, ahí está la parte mala. Ella no murió. Su cáncer se curó.
-¿Esa es la parte mala?
-Sí. Porque no tuve valor a decírtelo.
-Me da igual. Me has sido infiel, me lo podías haber contado. Si a mi me dicen eso yo no acepto. Si quieres a una persona, solo te fijas en ella. Solo la besas a ella. Pere, esto ha terminado.
-Espera que te cuente...- dijo el agarrándola del brazo para que no se fuera de casa de él.
-Ni me toques...- dijo Aetiss haciendo un movimiento brusco con el brazo.
-Pero Aetiss, yo te quiero!- dijo levantándose de la cama.
-Sí, yo también. Pero no es ese el problema ni mucho menos. Es que me has sido infiel, y no me lo has dicho.
-Aetiss yo...- intenta reanudar la frase anterior...
-No digas nada. No quiero oírte.
-Pero...
-Solo dime, ¿durante cuanto?
-Ahí también está lo malo. Sigue.
-¿Que? ¿Osea que vengo a Mallorca a por ti, para estar contigo, y tienes la poca vergüenza de decírmelo ahora?
-Aetiss yo... me estoy enamorando de esa chica.
-Ni me mires, no me mereces. Déjame.
-Pero te quiero a ti.
-¿Y que? ¡Te estás enamorando de ella! Ya se que no soy perfecta, pero soy tu novia. Bueno, al menos lo era hasta ahora.
-Aetiss... lo... siento...- dijo mientras se cortaba en cada palabra a causa de las lagrimas al ver llorar a la chica.
-Esta despedida está siendo demasiado larga. Adiós. Piensa.
Y sin intercambiar más palabras, Aetiss salió corriendo de casa de Pere. Llegó a una cabina de teléfono y marcó el numero de Anastasia.
"Pip-Pip-Pip"
-¿Sí?
-Hola herm...
-Aetiss, ¿eres tu?
-Si... Necesito que vengas a buscarme.
-¿Que pasa?
-Cuando estés te lo cuento... ¿donde estás?
-En casa de Raúl...
-Lo siento...¿interrumpo algo?
-Para nada, solo hablábamos. ¿donde estás?
-En la cabina de al lado de casa del tío con el que salía.- esas palabras retumbaron en la cabina. Aetiss se gira un momento y ve a Pere asomado al balcón. Está llorando. Sin embargo, a ella no le afecta. O eso quiere.
-Enseguida voy a buscarte.
Anastasia se levanta del regazo de Raúl y sale corriendo. Está a dos calles, pero coge su moto de color azul, su casco con su nombre y la chaqueta. Esta lloviendo. Y debe ir con cuidado. Llega. Da el casco rosa a Aetiss y se van a casa de Raúl, el novio de Anastasia.
El verano está apunto de acabarse. La familia de Aetiss hace un mes que está con ella. Han estado consolándola en todo, y sobretodo, en la relación que está a dos semanas de mantener con un chico de Barcelona.
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